23 julio 2007

 

Hizbufil.

El Think Tank GEES analiza la información desvelada por medios de comunicación libaneses, sobre la escolta de seguridad que el grupo terrorista islamofascista Hezbollah ofrece a las patrullas de la UNIFIL.

Las noticias que llegan desde el sur del Líbano estos días no son muy tranquilizadoras a ese respecto pues, según se ha recogido en diversos medios de comunicación libaneses (ver, por ejemplo NOW Lebanon), los mandos militares españoles podrían haberse reunido con jefes de Hezbolá no sólo a fin de recabar información sobre el ataque que costó la vida a seis de sus hombres el pasado mes de junio, sino, sobre todo, para solicitar su activa participación en la seguridad de nuestro contingente. Algunos periodistas como Nicholas Blanford llegan a hablar de escoltas armadas de los terroristas de Hezbolá para nuestras tropas. Eso supondría, de hecho, haber capitulado frente a las ambiciones de la banda armada libanesa al servicio de Damasco y Teherán.

El ministerio de Defensa español afirma creer que Hezbolá no fue la responsable del atentado contra las tropas españolas. Pero ¿puede alguien imaginarse, por ejemplo, que el IRA pusiera un coche bomba contra un convoy de la Ertzaintza en Vergara sin que ETA y su entorno lo supiera con antelación? La inocencia de Hezbolá es poco creíble habida cuenta de que controla absolutamente el entramado social en el sur del Líbano desde hace casi una década.

Pedirle a los terroristas escolta y protección puede parecer lo más lógico para evitar nuevos ataques, pero sólo en lo superficial. En realidad nuestros soldados se están malvendiendo a los violentos chiíes del Líbano, quedando completamente a su merced y voluntad. La lección que nuestros mandos militares y responsables políticos debieran haber sacado es justamente la contraria: que nunca se puede esperar un buen trato con mala gente. Y Hezbolá es mala gente que en estos momentos se encuentra pensando en cómo acabar con el Gobierno legítimo en Beirut.

Las fuerza de la FINUL reciben cotidianamente visitas de los "lugareños" en las que se hace notar lo bien que conocen a sus integrantes, sus movimientos, sus rutinas, etc. El ataque contra el convoy español no es sino un aviso más en esa continua escalada de intimidación. El Gobierno y los mandos militares deberían confirmar o negar cuanto antes las noticias sobre estas escoltas privadas de Hezbolá. Porque tarde o temprano los escoltas volverán sus armas contra nuestros soldados si de verdad éstos quieren hacer valer las resoluciones de la ONU por las que están allí desplegados. Si la FINUL / UNIFIL se pliega a Hezbolá, más valdría renombrarla HIZBUFIL.


La revista española "Interviu", publica esta semana un reportaje confirmando la noticia desvelada por medios libaneses, incluida una foto de un teniente del ejército español despachando con un terrorista de Hezbollah vía una intérprete árabe.

"Ahora me tendrán que perdonar unos minutos". El hombre se quita las chancletas, se levanta con una mueca untuosa y se dirige a una esquina del despacho. El teniente se queda con la sonrisa y la palabra en la boca, sentado, sudoroso, ahogado por un abrigado chaleco antibalas y con el casco de color azul sobre una rodilla. La sonrisa es contagiosa y nerviosa, recorre la reunión de derecha a izquierda: el militar español, una traductora de árabe con otro chaleco antibalas de color azul, un concejal canoso y un mando de la guerrilla de Hezbolá (Partido de Dios). En la esquina del despacho del alcalde de Khiam hay una alfombrilla de arabescos orientada a La Meca sobre la que se arrodilla, apoya la frente y recita los versos coránicos de su rezo. Sí, la situación es compleja; pero es que este pueblo, feudo de la resistencia chií, lo es. Por eso la sección del teniente que se ha quedado plantado y sonriente lleva dos meses ininterrumpidos patrullando 24 horas al día las calles de este pueblo de 2.000 bitantes semiarrasado por la guerra. A sólo unos kilómetros del despacho del devoto alcalde, el pasado 24 de junio reventó una furgoneta con explosivos que mató a seis soldados del mismo ejército que el paciente teniente.

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