04 diciembre 2010
Informe sobre la estrategia de Irán.
La revista especializada "The Journal of Counterterrorism" publica un extenso informe sobre la estrategia bélica puesta a punto por la dictadura islámica iraní en los últimos años, elaborado por Dan Dickerson, coronel retirado del ejército de los Estados Unidos, en el que afirma que Teherán promueve, apoya y financia a una red de grupos armados en Europa, Medio Oriente, África y América Latina que le permitiría golpear a través de terceros. Su tesis es que "Irán es un régimen que florece con la guerra y necesita tener una guerra con Israel y con los Estados Unidos para sobrevivir; será, eso sí, en sus términos y de acuerdo con su agenda preestablecida".
Esa agenda es la que el autor expone en el informe que publica la citada revista. Teherán, dice, sabe que "una guerra convencional" tanto contra Israel como contra los Estados Unidos resultaría en su derrota. Por lo tanto, "ha adoptado un estrategia opuesta a la de los ejércitos occidentales" que libran combates oponiendo fuerza militar a fuerza militar. No, Irán, afirma Dickerson, libra el combate en el terreno "físico, social, económico y político" del enemigo. Teherán ha comprendido esto, señala el artículo, y se prepara para emprender una guerra a través de terceros, la llamada Guerra de Cuarta Generación (4GW, por sus siglas en inglés), hasta que su ejército "pueda moverse con relativa impunidad a través de Medio Oriente bajo la protección de un paraguas nuclear".
Es por ello que ha delegado sus planes de guerra en dos unidades: la Iranian Revolutionary Guard Corp (Guardianes de la Revolución, IRGC por sus siglas en inglés) y la Quds Force. La primera fue creada en 1979 como cuerpo separado de las fuerzas armadas tradicionales con capacidad para infiltrar cualquier país y llevar adelante operaciones de guerrilla y terrorismo. En 1990 surge la Quds Force, las fuerzas especiales de la IRGC. Ambas organizaciones tienen a su cargo la recolección de datos de inteligencia, operaciones de cobertura diplomática, provisión de entrenamiento, armas y financiamiento a grupos terroristas subrogados a sus fines.
"Hasta ahora, sostiene Dickerson, la IRGC y la Quds Force han estado involucradas, directa o indirectamente, en algunos de los más letales ataques terroristas de las últimas tres décadas: la bomba contra los cuarteles de la U.S. Marine en el Líbano en 1983, el secuestro del vuelo 847 de TWA en 1985, el asesinato del jefe de la estación de la CIA en Beirut (William Buckley), la bomba contra la embajada de Israel en Argentina en 1992, los asesinatos en el restaurante de Berlín en 1992, la voladura del centro comunitario judío de Buenos Aires en 1994, la bomba en las torres Khobar en 1996 y en las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998 y los continuos ataques contra las fuerzas de los Estados Unidos en Irak y Afganistán".