30 noviembre 2010

 

Wikileaks sobre Oriente Medio (I).


Wikileaks ha causado una gran conmoción por la revelación de 250.000 documentos consulares confidenciales de Estados Unidos, la mayoría de ellos de carácter secreto, los cuales han sido enviados a los diarios The New York Times, The Guardian del Reino Unido, al francés Le Monde, El País de España y el alemán Der Spiegel, poniendo en evidencia lo que piensan los dirigentes de Norteamérica respecto a sus aliados y enemigos. Lo que nos interesa aquí es lo referente a Oriente Medio y estas son algunas de las revelaciones que iré posteando.

Rubén Kaplan para Minuto Digital nos desbela lo que piensan los dirigentes árabes sobre la dictadura islamofascista iraní.

Naturalmente, la sensible y convulsionada región de Medio Oriente, no podía ser ajena al escudriño de los diplomáticos estadounidenses. Al respecto, The New York Times, publicó que el anciano rey Abdulá Bin Abdulaziz Al Saud de Arabia Saudí, actualmente de visita en EE.UU. por un tratamiento médico, aludiendo al programa nuclear de la República Islámica de Irán, en una conversación mantenida en 2008 con el entonces embajador de EE.UU. en Irak, Ryan Crocker, y con el general David Petraeus, quien estaba a cargo de las tropas de su país en Irak, actualmente comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán, imploró a Washington que “cortara la cabeza de la serpiente” mientras aún se estaba a tiempo. Otro cable señala cómo el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahrein, donde EE.UU. mantiene la base de su V Flota, insiste a Washington que el programa nuclear iraní “debe ser detenido”. “El peligro de permitir que continúe es mayor que el peligro de atajarlo”. El rey fue particularmente inflexible sobre este punto, del que se hicieron eco los príncipes citados dijo Adel Al-Jubeir, embajador de Arabia Saudita en Washington, quien recordó frecuentes exhortaciones del monarca a los Estados Unidos para atacar a Irán y así poner fin a su programa de armas nucleares.

Los mencionados comentarios demuestran, palmariamente, que lo más acuciante para el Medio Oriente no es la concreción de la paz entre Israel y los palestinos, ni la creación de dos Estados, ni mucho menos la construcción de unos pocos edificios en Jerusalén, como piensa equivocadamente EE.UU., sino neutralizar a Irán, cuyo presidente Mahmoud Ahmadinejad, quien amenaza constantemente con borrar a Israel del mapa o sin eufemismos cometer contra ese país un genocidio, es calificado por funcionarios norteamericanos, según un adelanto de Dier Spiegel, como “Hitler”. Otro documento clasificado, concerniente al régimen teocrático persa, afirma que el Líder Supremo de Irán, el ayatolá Seyyed Alí Hoseyni Jamenei, quien ostenta el poder real en la república islámica, padece un cáncer terminal y su muerte inminente abre un gran interrogante en cuanto a su sucesión, en especial siendo él, quien convalidó y brindó su apoyo irrestricto a la reelección de Ahmadinejad en los fraudulentos comicios de junio de 2009 que generaron gran cantidad de manifestaciones de protestas por parte de la oposición, que fueron brutalmente reprimidas.


El Universal informa del envío de armas para el grupo terrorista Hezbollah desde Irán.

Las ambulancias de la Luna Roja iraní ingresaron armas de contrabando para la milicia islámica libanesa de Hezbolá durante la guerra de 2006 contra Israel, revelaron algunos de los documentos confidenciales estadounidenses filtrados por el sitio WikiLeaks. Los memorandos dicen que los cargamentos de insumos médicos de la organización "sirvieron también para contribuir a los envíos de armas".


Steven Emerson, ex miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, escribe para el Suplemento de Exteriores de Libertad Digital.

En un despacho enviado nada más terminar la Conferencia de Annapolis (2007), el jefe del Servicio de Seguridad de Egipto, Omar Solimán, informaba al embajador de EEUU en El Cairo –así como a una delegación del Congreso norteamericano– del amplio apoyo que recibiría una paz negociada que tuviera por resultado la creación de un Estado palestino a uno o tres años vista. Convencido de que una resolución pacífica del conflicto israelo-palestino supondría "un gran golpe" a las organizaciones terroristas que se valen del mismo para justificar sus desmanes, Solimán enumeraba las condiciones que harían posible la paz: una dirigencia en la Autoridad Palestina moderada y dispuesta a negociar, una Hamás aislada y políticamente condenada al ostracismo, un Gobierno israelí preparado para la paz y unos Estados árabes dispuestos a poner punto final a "la lucha".

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