09 febrero 2009
Hipócritas medios de comunicación.
En el gran Gabriel Albiac escribe sobre la hipócresía de los medios de desinformación a la hora de tratar el conflicto árabe-israelí.
Apenas pasaron unas semanas. No es siquiera preciso recurrir al encierro paciente en las hemerotecas. Las páginas, primeras páginas, que evoco están en la memoria de cada uno. Fueron repercutidas en cada nudo de esa infinita Red que es hoy un calco del ilusorio mundo, en cada informativo radiofónico, en cada telediario: el ejército de Israel había bombardeado una escuela de la ONU en Gaza; decenas, tal vez cientos, de pobres gentes refugiadas allí habían muerto. Todo pareció, a un tiempo, normal y horrible. Con el normal horror que corresponde a lo satánico. No hubo —como no lo hay por norma— duda en la visión común de lo allí sucedido: un genocidio, se dijo. Es la certeza común que circula, como circula la amistosa moneda que desgastó el tiempo, sin distinguir entre jueces e iletrados.
Hace muy pocos días, la ONU hizo público un informe oficial sobre los hechos (http://www.unwatch.org/cms.asp?id=687172&campaign_id=63111). Ningún proyectil impactó dentro del edificio; ninguna baja se produjo en sus locales; ni de las pobres gentes refugiadas ni de sus funcionarios. Y esa nota oficial ha quedado perdida en las páginas interiores de la prensa de todo el mundo. Pero da igual, no nos engañemos. Aunque hubiera ocupado los mismos titulares de primera que fueron en su día los de la noticia falsa, hubiera resultado igual de invisible: no encaja en el relato, en la leyenda a través de cuya sentimentalidad amamos reconocernos sólo allá donde el contraste de lo diabólico nos pone del lado bueno: el no judío. Los hechos no son nada. Sólo excusa para exhibir gratas mitologías.