07 diciembre 2007

 

Una muy merecida distinción.

El escritor y analista político Julián Schvindlerman, elogia a Pilar Rahola por su valiente defensa de Israel y por su lucha a favor de los derechos humanos, méritos por los que se le concedió el Premio Scopus 2007.

Apenas sorprende, entonces, que tan destacada mujer haya sido premiada, reconocida y honrada copiosamente en campos tan variados como el del comercio, la imagen, el periodismo, el activismo humanitario, por su defensa de los derechos de los animales, por su lucha en pos de la igualdad de la mujer, por sus esfuerzos de conscientización pública relativos a la adopción, y por su campaña intelectual contra el antisemitismo y la difamación del Estado de Israel. El Premio Scoups, recientemente otorgado en Buenos Aires a Pilar Rahola por la Universidad Hebrea de Jerusalem, ha agregado un merecido laurel más a la trayectoria de esta catalana infatigable. Y vaya laurel, proviniéndo, como ha sido el caso, de una universidad de excelencia que en los últimos seis años ha legado al mundo nada menos que seis premios Nobel.

De interés particular para las comunidades judías ha sido su epopeya personal en contra de lo que Pilar Rahola denomina la "criminalización de Israel". Algunas de sus exposiciones y escritos ya se han convertido en clásicos en el género de la denuncia política. Sus locuaces ponencias y sus persuasivos artículos han estado respaldados por la idiosincracia de la interlocutora y la oportunidad de la reacción: una mujer surgida de los cuadros de la izquierda española -de esa España católica que supo estimular el florecer de la cultura judía ibérica para luego expulsar a todos sus judíos y readmitirlos recién cinco siglos después- en un momento en que casi toda la Europa "progresista" había hecho de la demonización de Israel su canon más sacrosanto y de la exaltación de la falsedad su fetiche más adorado. Cuanto más masivo el oscurantismo colectivo, más visible el destello de la valía individual. Y así, Pilar Rahola en España (tal como Oriana Fallaci autoexiliada de su Italia, en Nueva York), tomó partido por la verdad y en contra de la distorsión en momentos en los que, tal como ella misma ha escrito, lo más cómodo para un intelectual era condenar al estado judío. Que no lo hace solamente por los judíos ni por Israel, dice. Sino por Europa misma, por el futuro de sus hijos, y por el bien de la humanidad. Sus detractores marginales jamás lo entenderán. Quienes la conocemos, sabemos que dice la verdad.

Comments:
Un gran analista como el señor Schvlinderman, elogia a una gran mujer como la señora Rahola. No se puede pedir más.
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?