23 noviembre 2007

 

De la AMIA al Armagedón.

Caroline Glick escribe sobre la impunidad con la que la dictadura islamofascista iraní opera a lo largo del mundo y la falta de compromiso de la comunidad internacional para frenar sus ambiciones nucleares, así como de la pasividad de la ineficaz y corrupta ONU.

La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía Atómica reconocía que Irán actualmente está operando 3000 centrifugadoras. A este ritmo de enriquecimiento de uranio, Irán será capaz de producir una bomba atómica en cuestión de un año. Esto significa que la diplomacia hoy ya no es válida. Es demasiado tarde para convencer a Irán de abandonar su programa nuclear.

Más preocupante quizá que el informe de la Agencia -- redactado por Mohamed ElBaradei, quien a excepción de los propios mulás es el hombre menos interesado en tomar medidas contra del programa de Irán -- fueron las reacciones norteamericana e israelí a él. El Primer Ministro Ehud Olmert informaba presuntamente a sus ministros de que Israel necesita desarrollar medidas para el día posterior a que Irán ingrese en el club nuclear.

Vemos todo esto y preguntamos: ¿cómo pueden ser tan irresponsables Washington y Jerusalén? Vemos la supuesta disponibilidad de Olmert a contrarrestar un Irán con armamento nuclear y nos preguntamos, ¿cómo puede intentar cruzarse de brazos ante una amenaza de aniquilación nuclear inminente?

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