28 septiembre 2007

 

Plantar a Olmert por el bien de Jerusalen.

Nadav Shragai afirma para el periódico israelí de izquierdas "Haaretz" que los partidos de la derecha que forman parte del gobierno Olmert junto a los de oposición liderada por Bibi Netanyahu, pueden evitar la división de Jerusalén, capital eterna e indivisible de Eretz Israel.

Menajem Beguin dijo una vez, parafraseando el famoso dicho de Ajad Haám (Asher Tzvi Grinberg) sobre el Shabat, que más de lo que el pueblo judío cuidó a Jerusalem, Jerusalem cuidó al pueblo judío. Por lo menos dos partidos incorporados a la coalición de Ehud Olmert -Shas e Israel Beteinu- se jactan de no conformarse con las frases de rigor sobre la capital de Israel. Ellos presentan a Jerusalem a sus votantes como parte de su compromiso total, independiente de toda otra consideración.

Cuando Eli Ishai (líder de Shas) o Avigdor Liberman (Israel Beiteinu) son interrogados a veces cómo fue que se unieron al primer ministro y al partido que condujera a la destrucción de Gush Katif y que trajera los misiles Kassam y el estado de Hamastán; cuando se les pide referirse a la aun más grande Desconexión, que acercará la amenaza también a Kfar Saba, Hedera y el Sharón, tartamudean algo sobre la reducción de daños, pero con un orgullo inocultable levantan la bandera de Jerusalem, que ellos serán los que impidan su división.

Ha llegado, pues, el momento. Es hora de pagar esa factura. Dejemos de lado el abandono del Monte del Templo, cerremos los ojos frente a la colosal construcción ilegal de los árabes en Jerusalem Oriental, dejemos de molestarlos en el tema del poblamiento de judíos en cada barrio de la Ciudad Vieja de modo de garantizar la soberanía de Israel en el verdadero corazón de la ciudad. Pasemos por alto la desconexión entre Jerusalem y Maalé Adumim.

Pues ahora ya no se trata más de corregir defectos o reducir daños. Ahora hay que evitar el derrumbe total. Ya no se trata de reforzar la soberanía, sino de impedir el daño total e irreversible para las dos próximas generaciones: impedir la división de Jerusalem, frstrar el programa para la renuncia a la Ciudad Vieja y a la soberanía israelí en el Monte del Templo, "corazón y alma del pueblo judío", tal como lo definiera el propio Ehud Olmert en días mejores.

Comments:
Cualquier político que pretenda dividir Jerusalén, eterna e indivisible capital del Estado de Israel, será juzgado como criminal de guerra. Y si Olmert propone dividir la capital israelí, será ejecutado por traidor. Está fuera de discusión el tema. Es tan ridículo como proponer que mitad de Buenos Aires pase a estar bajo la soberanía de un país inventado que se separó de la Argentina. Hay ciertas cuestiones que no se discuten.
 
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