20 septiembre 2007

 

El largo brazo del fascismo sirio.

Andrés me envía este artículo con una síntesis de los últimos acontecimientos criminales acaecidos en el país de los cedros provocados por la dictadura fascista siria, con el evidente objetivo de desestabilizar la frontera norte con Israel.

Hoy vuelvo a sentir un gran miedo por la suerte del Líbano, la tierra de mis abuelos y mi madre. El Líbano de los Cedros, del alfabeto, de Khalil Gibran el gran poeta. Y pareciera que nadie puede frenar la espantosa tragedia que vuelve a amenazar a ese país amado.

Hace dos años y medio, justo cuando asesinaron a Rafik Hariri, líder querido y respetado por su pueblo, les comentaba sobre él, un hombre que luchó por darle a ese Líbano de Cedros milenarios, de cultura importante, de señorío, su antigua grandeza, su antigua soberanía y estabilidad y a Beirut su esplendor cosmopolita, destruida por aquellos horribles quince años de la guerra civil.

Alguien en aquel momento, en febrero de 2005, escribía –no recuerdo ya quién y dónde- que Líbano volvía a ser lo que fue. "El saturno que devora a los mejores de entre sus hijos. Maaruf Saad, Kamal Jumblatt, Bachir Gemayel, Rachid Karamé, Hassan Jaled, René Moawad, Dany Chamún asesinado él y toda su familia. todos engullidos por el monstruo antidemocrático". Ese día, sumaba también a Rafic Hariri víctima de otra "Libertadora" explosión ejecutada por esos bárbaros, esos sociópatas que no cesan de ensangrentar la patria libanesa. Después de Hariri otros patriotas libaneses han caído. El joven ministro de Industria Pierre Gemayel, que murió abatido a balazos el 21 de noviembre de 2006, antes Yubrán Tueni, Samir Kassir, George Hawi. El pasado mes de junio, otro diputado cristiano, Walid Eido, murió en otro atentado con coche bomba en Beirut que también acabó con la vida de nueve personas.

Y este pasado miércoles 19, es asesinado Antoine Ghanem, diputado de la mayoría libanesa antisiria, Ghanem, de 64 años, abogado, miembro de la Falange cristiana, y diputado desde el año 2000. Ghanem es el octavo político asesinado desde que ultimaron a Rafiq Hariri, en febrero de 2005. Lo matan en un sangriento atentado con coche bomba en un suburbio cristiano en Beirut, a él y a otras cinco personas, justo faltando una semana para las elecciones presidenciales en Líbano, donde se busca elegir a un presidente verdaderamente garante de la esencia libanesa, de su soberanía y democracia, que sustituya a Emil Lahud confeso pro sirio.

Seis libaneses caen abatidos, entre ellos Ghanem y dos de sus guardaespaldas, 56 personas resultaron heridas. Un carro bomba hizo explosión en una calle de Sin el-Fil, barrio en las afueras de Beirut, muy cerca de la residencia del ex presidente Amin Gemayel, padre de Pierre Gemayel, como les dije asesinado hace menos de un año. Como siempre, Siria, esa autocracia asesina, sale velozmente a condenar el asesinato, pero la mayoría parlamentaria libanesa, y miles y miles de ciudadanos culpan a Bachar al Assad -presidente sirio- de este nuevo crimen. Saad Hariri, hijo de Rafic Hariri, y jefe de la mayoría parlamentaria ha declarado: "Nunca he visto en mi vida un régimen tan cobarde como el régimen de Bachar al Assad".

Desde todas partes salen voces condenando este nuevo asesinato, pero son meros actos protocolares ya que realmente existe una complicidad total con el crimen espantoso que se está cometiendo con el Líbano al permitirle a Siria y a Irán destruirlo. Es tan pavorosa la realidad libanesa que como algo jocoso se toma la aparición de un videojuego inventado por un tal Ziad Al Hajj, con seguridad un seudónimo y que consiste en jugar a tomar por asalto la sede del Gobierno de Beirut y matar uno a uno a todos sus miembros hasta acabar con el primer ministro, Fuad Siniora. Líbano vuelve a ser presa de la violencia irracional, fríamente asesina. Como bien ha dicho el diario de Beirut "L’Orient-Le Jour", el Líbano está a punto de explotar.

Ayer cayó asesinado otro patriota libanés, no fue un simulacro durante una sesión del juego inventado por Ziad Al Hajj. No, en Líbano los asesinatos políticos no son un juego. Ya van siete desde que volaron a Rafik Hariri, en febrero del 2005. Ya les conté alguna vez que iniciándome como periodista viví el terrible vendaval de la guerra en Líbano. Hasta allá me llevó lo que era -y es- mi pasión: poder informar, poder reportar desde el mismo lugar de unos acontecimientos que sacudían la sensibilidad de muchos y también alimentaban las patologías de los que sin disimulo buscaban destruir un país que brillaba por culto, por moderno, por amplio en una geografía de odios, de luchas, de terror. El Líbano de cedros y poetas de nuevo es un campo de guerra, una tierra donde el odio es guía, la brutalidad la norma y donde la muerte se hace cotidiana. ¡Los demonios vuelven a por Líbano!

Comments:
No veo gente protestando en Madrid por la invasión del Líbano por parte de Siria... ¿será porque esta vez no se le puede echar la culpa a Israel?
 
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