23 agosto 2007
Gazastán se hunde en la basura.
Gazastán, en poder del grupo terrorista islamopalestino Hamas tras un golpe de estado, se hunde bajo toneladas de desperdicios que se acumulan en las calles porque no se paga a los trabajadores municipales, mientras los millones proporcionados por las dictaduras siria e iraní se emplean en la compra de armamento para seguir atacando a Israel.
La UE, que financia el suministro a la franja de Gaza, decidió el pasado jueves suspender temporalmente los pagos hasta que recibiese garantías de que Hamas no desviaba los fondos para otros fines. Por su parte, el Gobierno de Mahmoud Abbas acusó al grupo de cobrar tasas sobre la electricidad para evitar el bloqueo impuesto por la comunidad internacional. Desde que Hamas tomó el poder por las armas, a mediados de junio, Abas eximió a los gazatíes del pago de impuestos y los enfrentamientos entre ambos grupos no han cesado.
Cualquier esquina, solar o acera es un improvisado vertedero. «Normalmente no está así -se excusa un soldado de la Fuerza Ejecutiva de Hamas-, pero no hay gasolina para los camiones que recogen la basura». «Eso y que no cobran», puntualiza, cuando se va el soldado, un hombre que toma un té no muy lejos de nosotros mientras hace un gesto de desaprobación con la cabeza. Se refiere a que, también desde hace una semana, los trabajadores que limpian las calles han dejado de hacer su tarea para protestar porque no reciben su salario. Las altas temperaturas y la acumulación de desperdicios han obligado a los vecinos a iniciar la quema en plena calle. Cortinas de humo gris y el característico olor propio de la basura acompañan a lo largo del paseo por la ciudad.
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Los árabes fueron, son y serán pobres. Y es culpa de los mismos árabes, que son gente inútil que prefieren la muerte por Alá antes que el progreso.
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