31 julio 2007
Violenta ecuación.
Beatriz W. De Rittigstein avisa de los peligros para Israel del acuerdo Irán-Siria y de su apoyo a los grupos terroristas Hamas y Hezbollah.
En repetidas ocasiones, Mahmoud Ahmadineyad ha llamado a "borrar del mapa" al Estado de Israel, aunque sus voceros enmascaran tal pretensión, afirmando que las palabras del presidente de Irán fueron sacadas de contexto, o están mal traducidas; o utilizan eufemismos referidos a los derechos del pueblo palestino.
En días pasados, Ahmadineyad visitó Damasco, donde se reunió con Bashar Assad; con el líder del Hezbollah, Hasan Nasrala y con el líder de Hamas, Jaled Mashal. El diario árabe editado en Londres, Asharq al-Awsat informó que durante su estancia, Ahmadineyad le ofreció a Siria mil millones de dólares para la compra de armas modernas, patrocinar sus investigaciones nucleares y el desarrollo de armas químicas, así como entrenamiento a las fuerzas naval y área, a cambio de que Damasco no negocie con Israel y mantenga su apoyo a los intereses iraníes en el Líbano. El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Alí Hosseini no negó dicho acuerdo, sólo dudó de la forma en que los medios se habrían enterado.
Tanto Irán como Siria respaldan los movimientos radicales islamistas Hezbollah del Líbano y Hamas palestino; ambos preconizan la eliminación de Israel. Según fuentes militares y confirmado por las tropas de la ONU, Hezbollah está trasladando misiles a edificaciones en poblados al sur del río Litani, cerca de la frontera con Israel. Simultáneamente, informes de inteligencia señalan que en los últimos tiempos, Hamas ha logrado introducir a la Franja de Gaza armamento sofisticado, como misiles antiaéreos teledirigidos; además del ingreso de veinte toneladas de explosivos.
Todos ello constituye un conjunto de hechos nada casuales, que van conformando una ecuación cuya intención es obvia, pero sus resultados imprevisibles.