11 mayo 2007
El Informe Winograd.
Andrés me manda este artículo de Julián Schvindlerman que habla sobre la priemra parte del Informe emitido por la Comisión Winograd y el peligro que llevaría dejar en el poder a la actual dirigencia política israelí con todas las amenazas que sufre el Estado de Israel en estos momentos.
"Estamos cansados de luchar, cansados de ser valientes, cansados de ganar, cansados de derrotar a nuestros enemigos..." dijo Ehud Olmert a una audiencia neoyorquina en junio de 2005. Esta frase arrogante no podría lucir más desubicada al contrastarla con las conclusiones devastadoras del reporte interino del Comité Winograd a propósito de la decisión política de ingresar a El Líbano el verano boreal pasado y del desempeño del ejército durante la contienda con el Hizbollah. Según el mismo, el primer ministro y el ministro de defensa cometieron graves errores, evidenciaron una severa falta de criterio, fueron inexpertos, su conducta irresponsable y sus decisiones imprudentes. En cuanto al ejército, nos informa el comité, éste sencillamente no estaba preparado para ir a la guerra. Apenas sorprende que al publicarse estas conclusiones hayan brotado llamados a la resignación de Ehud Olmert y Amir Peretz desde todo el espectro político (desde Yossi Beilin a Effie Eitam), que entre el 68% y el 74% de los israelíes deseen ver a este dúo fuera del poder (Haaretz 2/5/07), que se haya protestado contra ellos en una multitudinaria manifestación, y que hasta la propia canciller haya hecho pública su impresión de que el primer ministro debe partir.
El informe cubre el período desde la retirada unilateral de El Líbano en el año 2000 hasta los primeros cinco días de la guerra. Resta por publicarse el informe final sobre la evaluación de los siguientes 30 días de la contienda. Si así de severas han sido las conclusiones referidas a los comienzos de la guerra, cabe suponer que las observaciones pertinentes a prácticamente la totalidad de la guerra serán brutales. No hay razón por la cuál Olmert y Peretz no deban dimitir inmediatamente. Ya han perdido su mandato. Cuando la confianza popular en sus líderes electos se precipita tan bruscamente ya no hay justificativo democrático alguno para estirar la permanencia en el gobierno. Para peor, esto ocurre con el trasfondo de oficiales públicos suspendidos bajo cargos de acoso sexual y cargos de corrupción, algo que no contribuye precisamente a reforzar la confianza del pueblo en la dirigencia política del país.
En parte Israel está pagando el precio por su politiquería de coaliciones que obliga al partido ganador a seducir a leales y opositores para garantizar la gobernabilidad. Haber puesto a un sindicalista en la cartera de defensa de una nación asediada ha sido un error garrafal resultante de estas negociaciones y regateos políticos. Peretz debe dejar ya mismo el puesto que nunca debió haber aceptado en primer lugar. Y si bien sería injusto poner sobre los hombros de Olmert toda la responsabilidad por los fracasos en El Líbano –después de todo, durante los años previos toda la comunidad de inteligencia falló en no advertir la creciente militarización del Hizbollah- como primer ministro él es el responsable de una decisión de llevar a la nación a una guerra con un ejército defectuoso. Los altos índices de apoyo popular a la decisión de responder militarmente a las agresiones del Hizbollah no pueden ser usados para su validación. El pueblo dio por sentado que las filas militares estaban preparadas. De haberse sabido entonces lo que se sabe hoy, tal apoyo seguramente no habría existido.
Dada la gravedad de las amenazas externas que enfrenta, el estado israelí necesita un liderazgo experto y competente. El día de su cumpleaños, Israel recibió 110 cohetes y proyectiles desde la Franja de Gaza; obsequio del Hamás, cuyo vocero reafirmó –por si falta hiciere- que "Hamás continúa comprometido con la guerra santa como una opción estratégica para la liberación de toda Palestina". La semana pasada el vice-secretario general del Hizbollah anunció que ésta agrupación se ha reconstruido y que tiene "nuevos planes de batalla". Irán continúa avanzando con su programa nuclear y llamando a la destrucción de Israel. El estado judío sencillamente no puede darse el lujo de acomodar las apetencias de políticos mediocres mal preparados para el ejercicio de la función pública con puestos clave en las áreas de la seguridad, la defensa, la diplomacia o cualquier otro campo de relevancia nacional.
El informe Winograd ha dejado al descubierto una fuerte crisis institucional. Como toda crisis, ella puede ser transformada en una oportunidad. En este caso, la de renovar el liderazgo nacional. Para que ello ocurra, la actual y fallida dirigencia debe renunciar.