23 abril 2007
Los peligros de un estado palestino.
He acabado de leer, tras muchas consultas al diccionario, un interesante libro que me traje de mi viaje a Eretz Israel, "Dangers of a Palestinian State", editado por Raphael Israeli. Sería bueno que alguna editorial publicara este libro en español, para ampliar la literatura existente sobre el conflicto árabe-israelí.
"Los peligros de un Estado Palestino", es explorado en el libro por los principales analistas políticos de Israel como David Bukay, Arieh Stav, Itamar Marcus, Abraham Diskin o Raphael Israeli, en una colección de ensayos. Demostrando una variedad de opiniones y opciones, estos eruditos renombrados cubren una gama de cuestiones, incluyendo los medios de comunicación palestinos, relaciones interárabes, y las consecuencias del proceso de paz de Oslo.
Este libro incluye dos secciones. La primera sección consta del análisis de los peligros de un estado palestino...
El establecimiento de un estado palestino hostil a pocas millas de las principales ciudades de Israel eclipsa el vital tiempo de alerta del estado judío de una potencial invasión árabe y el mínimo espacio que sus reservas requieren para la movilización. Se abre un frente que comienza a diez millas de Tel-Aviv y alcanza 1.000 millas de profundidad a través de la Península árabe hacia Teherán.
...y la segunda sección presenta alternativas para alcanzar una solución viable al conflicto israelí-palestino y rechaza soluciones no practicables.
El problema del Transfer no es moral, sino político y práctico. Para lograr un transfer de una gran población de un país a otro, con un mínimo sufrimiento, se necesitan dos prerequisitos: que la población en cuestión acepte moverse y que el país de acogida esté preparado para absorberlos (por ejemplo los turcos de Bulgaria). Estas dos condiciones se dieron cuando 800.000 judíos, incluido el que escribe (Raphael Israeli), fueron transferidos de los países árabes a Israel. Pero con los palestinos la situación es diferente. Ningún país árabe les absorbió. El transfer como solución es simplemente un sueño imposible sin relación con la realidad.
Daniel Pipes ya imaginó un Estado Palestino hace casi 20 años en un clarividente artículo publicado en el New York Times y acertó con sus predicciones:
(...)
Un estado Palestino independiente plantearía peligros bien conocidos a Israel y a los Estados Unidos, pero un vistazo de cerca demuestra que si tal estado llegara a existir los mayores perjudicados serían los Árabes. Los ciudadanos de este estado sufrirían abusos de los derechos humanos, y los estados Árabes colindantes se verían amenazados por una gama entera de nuevos peligros.
Lo más cerca que la OLP ha estado de tener un estado fue en el Líbano meridional entre 1975 y 1982. Allí gozó de autoridad casi soberana. Durante siete años, los miembros de la OLP fueron intocables, cogiendo propiedades y a mujeres como les apetecía, traficando con drogas y cobrando tasas de protección. Su insolencia era tan grande que muchos Palestinos, por no hablar de los aterrorizados libaneses, dieron de hecho la bienvenida a la retirada de la OLP debida a las tropas Israelíes.
(...)
Comments:
<< Home
Creo que existe un problema fundamental en esa visión y es que
los palestinos no desean un estado palestino. Es decir, no lo desean tal como sería realmente según la opinión más o menos internacional, con Israel permaneciendo como estado judío y viviendo a su lado.
Y hablo de un estado de acuerdo con la "linea verde", es decir, vuelta a 1967, con Jerusalem Este y la mayoría de Cisjordania, con ciertos ajustes territoriales 1:1.
Los palestinos, antes publicitados por la izquierda pacifista israelí como la población árabe más liberal, laica y democrática de la zona, permanecen fieles a sus estructuras tradicionales, a un islam cada vez más "islamista", a una sociedad tradicional distribuida en clanes, con unas divisiones realzadas por la multitud de milicias y grupos armados dentro de su sociedad (por cuestiones políticas, por influencias externas, por luchas de poder e influencia entre clanes...), sirviendo en muchas ocasiones como meros intermediarios y ejecutores de las políticas de otros países árabes de la zona, mucho más que de una propia política nacional.
Todo ello no hace muy difícil adivinar que negros presagios se barruntan sobre su posible futuro estatal, y que los mismos palestinos los perciben y no están demasiado ilusionados con ellos.
Es decir, irredentismo in "perpetuum".
Además, es una sociedad desestructurada por el conflicto, y presa fácil por lo tanto de desequilibrios muy importantes.
Hay que considerar que su "narrativa nacional", de más de 80 años (59 desde la independencia de Israel), ha sido un elemento unificador y creador, y que será por lo tanto muy difícil de dar de lado, ya que no se concibe que la supriman. Con ello se anuncia que cualquier crisis interna, y habrá muchas (y en ellas intervendrán los "países hermanos árabes" e Israel), sólo se desactivará con un chivo expiatorio, el enemigo común, Israel.
Sí existe un apoyo internacional para su constitución y mantenimiento, para que no caiga en un nuevo desastre (en ambos son especialistas, en la acogida de subvenciones y en los desastres), necesitará, como la mayoría de los países árabes, de un hombre fuerte.
El que haya un nuevo dictador árabe más no tendrá mucha importancia. Se primará la estabilidad.
Otro aspecto no despeciable será su futura actitud respecto a la minoria árabe-israelí. Es decir, si alimentará su posible rebelión o irredentismo.
Todo se parece demasiado al famoso plan por etapas. Pero eso, claro, digánselo a europeos y al resto de los bienpensantes, convencidos en darles la razón a los árabes, más que nada para que ya no "tengan más excusas", en que este problema es el fundamental, el que hay que solucionarlo en primer lugar.
En resumen, es el culpable, por supuesto, de su atraso y subdesarrollo a casi todos los niveles.
Ya solucionado, todos seremos felices y comeremos perdices.
Publicar un comentario
los palestinos no desean un estado palestino. Es decir, no lo desean tal como sería realmente según la opinión más o menos internacional, con Israel permaneciendo como estado judío y viviendo a su lado.
Y hablo de un estado de acuerdo con la "linea verde", es decir, vuelta a 1967, con Jerusalem Este y la mayoría de Cisjordania, con ciertos ajustes territoriales 1:1.
Los palestinos, antes publicitados por la izquierda pacifista israelí como la población árabe más liberal, laica y democrática de la zona, permanecen fieles a sus estructuras tradicionales, a un islam cada vez más "islamista", a una sociedad tradicional distribuida en clanes, con unas divisiones realzadas por la multitud de milicias y grupos armados dentro de su sociedad (por cuestiones políticas, por influencias externas, por luchas de poder e influencia entre clanes...), sirviendo en muchas ocasiones como meros intermediarios y ejecutores de las políticas de otros países árabes de la zona, mucho más que de una propia política nacional.
Todo ello no hace muy difícil adivinar que negros presagios se barruntan sobre su posible futuro estatal, y que los mismos palestinos los perciben y no están demasiado ilusionados con ellos.
Es decir, irredentismo in "perpetuum".
Además, es una sociedad desestructurada por el conflicto, y presa fácil por lo tanto de desequilibrios muy importantes.
Hay que considerar que su "narrativa nacional", de más de 80 años (59 desde la independencia de Israel), ha sido un elemento unificador y creador, y que será por lo tanto muy difícil de dar de lado, ya que no se concibe que la supriman. Con ello se anuncia que cualquier crisis interna, y habrá muchas (y en ellas intervendrán los "países hermanos árabes" e Israel), sólo se desactivará con un chivo expiatorio, el enemigo común, Israel.
Sí existe un apoyo internacional para su constitución y mantenimiento, para que no caiga en un nuevo desastre (en ambos son especialistas, en la acogida de subvenciones y en los desastres), necesitará, como la mayoría de los países árabes, de un hombre fuerte.
El que haya un nuevo dictador árabe más no tendrá mucha importancia. Se primará la estabilidad.
Otro aspecto no despeciable será su futura actitud respecto a la minoria árabe-israelí. Es decir, si alimentará su posible rebelión o irredentismo.
Todo se parece demasiado al famoso plan por etapas. Pero eso, claro, digánselo a europeos y al resto de los bienpensantes, convencidos en darles la razón a los árabes, más que nada para que ya no "tengan más excusas", en que este problema es el fundamental, el que hay que solucionarlo en primer lugar.
En resumen, es el culpable, por supuesto, de su atraso y subdesarrollo a casi todos los niveles.
Ya solucionado, todos seremos felices y comeremos perdices.
<< Home