20 marzo 2007
La marioneta de la KGB.
Ephraim me manda vía e-mail el enlace a un imprescindible artículo con sorprendentes revelaciones de Ion Mihai Pacepa, oficial de la "Securitate" rumana bajo la dictadura de Ceaucescu, y el militar de mayor rango que desertó a Occidente en aquella época, donde habla del apoyo de los países del bloque soviético al terrorismo islamopalestino y, más concretamente, cómo el régimen comunista del "Conducator" y la URSS fueron moldeando la imagen de "nuestro amigo" Arafat hasta "llevarse al huerto" a la comunidad internacional, EEUU incluido. Necesario para desbaratar el mito Arafat.
Antes de desertar de Rumania hacia Estados Unidos, abandonando mi puesto como jefe de la inteligencia rumana, yo mismo fui responsable, durante la década de los 70, de darle a Arafat unos 200.000$ mensuales en dinero lavado. También recuerdo haberle mandado dos aviones de carga a Beirut llenos de uniformes y abastecimientos. Otros estados del bloque soviético hicieron lo mismo. El terrorismo ha sido extremadamente lucrativo para Arafat. Según la revista Forbes, es uno de los seis hombres más ricos del mundo con más de 300$ millones almacenados en cuentas de bancos suizos.
En 1972, el Kremlin puso a Arafat y sus redes terroristas entre las principales prioridades de los servicios de inteligencia del bloque soviético, incluyendo el mío. El papel de Bucarest era hacerlo agradable a la Casa Blanca. En eso, nosotros éramos los expertos del bloque. Ya habíamos alcanzado grandes éxitos en hacer creer a Washington, así como a la mayoría de los académicos izquierdistas norteamericanos de la época, que Nicolás Ceaucescu era, como Josip Broz Tito, un comunista "independiente" con un perfil "moderado".
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