17 octubre 2006
Historiador británico afirma haber encontrado los Tesoros del Templo de Jerusalén. Gil Zohar.
¿Qué pasó con las 50 toneladas de oro, plata y tesoros sagrados robados del Templo de Herodes después del saqueo de los legionarios romanos de Jerusalén en Tisha b'Av en el año 70 EC?.
El Arco de Tito en Roma, erigido poco después de la muerte del emperador que reinó como del año 79 al 81, representa con claridad a soldados romanos llevando sobre sus hombros el candelabro de oro, trompetas de plata y la Mesa cubierta de joyas de la Divina Presencia que el emperador romano Vespasiano y su hijo Tito se llevaron a Roma como trofeos de guerra. Entre el 75 EC y principios del siglo V, el tesoro permaneció sobre la demostración pública en el Templo de Paz en el Foro de Roma. Muchos judíos creen, casi como un artículo de fe, que los objetos del Templo continuan allí en Roma, en secreto en los sótanos debajo del Vaticano.
Pero en un libro recién publicado, el historiador británico Sean Kingsley, basándose en textos históricos sin explotar y nuevas fuentes arqueológicas, argumenta que los tesoros fueron sacadas de Roma después de la invasión Vándala del año 455 EC.
Kingsley, cuyo libro "Dios de Oro: La búsqueda del perdido Tesoro del Templo de Jerusalén" fue publicado el 5 de octubre por John Murray, dice que el botín fue llevado primero a Cartago en Túnez, después a Hippo Regius en Argelia, luego a Constantinopla (hoy Estambul), Turquía, antes de ser devuelto finalmente a Tierra Santa a mediados del siglo VI. En aquel tiempo, los tesoros fueron ocultados en el desierto de Judea, bajo el remoto Monasterio griego ortodoxo de San Theodosius, 12 kilómetros al este de Bethlehem.
Se trata de un argumento admisible que tiene implicaciones casi mesiánicas. Si los tesoros de Templo fueran recuperados, el descubrimiento podría ayudar a conducir a la reconstrucción actual del Templo, la reanudación de los sacrificios bíblicos, y la venida del Mesías.
"Una cosa es segura, no está enterrado profundamente en Ciudad Vativano. Soy la primera persona en demostrar que los tesoros del Templo no languidecen en Roma", dice Kingsley, un experto en la economía del Mediterráneo Oriente en la Antigüedad.
Las fuentes de Kingsley incluyen a Flavio Josefo, general judío del siglo I, renegado, que hizo la crónica de la historia de la fracasada rebelión judía contra Roma. Kingsley también encontró pruebas en, entre otros, los trabajos de Procopius, un historiador de la corte del Emperador Bizantino Justiniano, que murió en el 562, y del Theophanes Confessor (760-817), un monje cristiano de Constantinopla.
En cronografía, que abarca del 284 al 813, Theophanes registró que Geiseric el Cojo, el rey de la tribu Germana de los Vándalos, cargó los tesoros que "Tito había traído a Roma después de la captura de Jerusalén" en un barco y los llevó a su capital norteafricana Cartago en el 455. Aunque la historia recuerde el saqueo Vándalo de Roma como sumamente brutal, Geiseric honró su promesa al Papa Leon I de no hacer la guerra al pueblo de Roma. Los Vándalos sin embargo tomaron el oro, la plata y muchas otras cosas de valor y las sacaron de la ciudad.
En la cruzada del año 533 para restaurar las provincias romanas de África del Norte perdidas, el general Bizantino Flavius Belisarius capturó el tesoro de un barco Vándalo que escapaba del puerto de Hippo Regius, hoy conocido como Annaba, Argelia. Entonces fue transportado a Constantinopla, la capital de Bizancio. En reconocimiento a la gran victoria de Belisarius, el Emperador Justiniano le concedió un triunfal retorno a Roma de Constantinopla. En la procesión desfilaron el botín del Templo de Jerusalén que Belisarius había recuperado.
En el siglo VII, los Persas saquearon Jerusalén, matando a miles de cristianos, y exiliando al Patriarca Zacharias a Persia. Kingsley cree que su sustituto, Modestus, llevó los tesoros a su escondrijo final en el Desierto de Judea en el 614. El Monasterio de San Theodosius, donde Kingsley cree que se encuentran las reliquias hoy, fue fundado en el 476.
Según Kingsley, "el tesoro resuena con intensidad a través de la política moderna. Desde mediados de 1990, una acalorada disputa política ha estado cociéndose a fuego lento entre el Vaticano e Israel, que ha acusado al papado de retener el tesoro".
"El tesoro de Templo continua siendo un instrumento político en el volátil conflicto árabe-israelí centrado en el Monte del Templo (sitio del Templo judío y del Domo de la Roca musulmán)".
"El escondrijo final del tesoro, situado en la Judea y Samaria moderna, profundamente en territorio de Hamas, sacudirá las religiones del mundo".
El Arco de Tito en Roma, erigido poco después de la muerte del emperador que reinó como del año 79 al 81, representa con claridad a soldados romanos llevando sobre sus hombros el candelabro de oro, trompetas de plata y la Mesa cubierta de joyas de la Divina Presencia que el emperador romano Vespasiano y su hijo Tito se llevaron a Roma como trofeos de guerra. Entre el 75 EC y principios del siglo V, el tesoro permaneció sobre la demostración pública en el Templo de Paz en el Foro de Roma. Muchos judíos creen, casi como un artículo de fe, que los objetos del Templo continuan allí en Roma, en secreto en los sótanos debajo del Vaticano.
Pero en un libro recién publicado, el historiador británico Sean Kingsley, basándose en textos históricos sin explotar y nuevas fuentes arqueológicas, argumenta que los tesoros fueron sacadas de Roma después de la invasión Vándala del año 455 EC.
Kingsley, cuyo libro "Dios de Oro: La búsqueda del perdido Tesoro del Templo de Jerusalén" fue publicado el 5 de octubre por John Murray, dice que el botín fue llevado primero a Cartago en Túnez, después a Hippo Regius en Argelia, luego a Constantinopla (hoy Estambul), Turquía, antes de ser devuelto finalmente a Tierra Santa a mediados del siglo VI. En aquel tiempo, los tesoros fueron ocultados en el desierto de Judea, bajo el remoto Monasterio griego ortodoxo de San Theodosius, 12 kilómetros al este de Bethlehem.
Se trata de un argumento admisible que tiene implicaciones casi mesiánicas. Si los tesoros de Templo fueran recuperados, el descubrimiento podría ayudar a conducir a la reconstrucción actual del Templo, la reanudación de los sacrificios bíblicos, y la venida del Mesías.
"Una cosa es segura, no está enterrado profundamente en Ciudad Vativano. Soy la primera persona en demostrar que los tesoros del Templo no languidecen en Roma", dice Kingsley, un experto en la economía del Mediterráneo Oriente en la Antigüedad.
Las fuentes de Kingsley incluyen a Flavio Josefo, general judío del siglo I, renegado, que hizo la crónica de la historia de la fracasada rebelión judía contra Roma. Kingsley también encontró pruebas en, entre otros, los trabajos de Procopius, un historiador de la corte del Emperador Bizantino Justiniano, que murió en el 562, y del Theophanes Confessor (760-817), un monje cristiano de Constantinopla.
En cronografía, que abarca del 284 al 813, Theophanes registró que Geiseric el Cojo, el rey de la tribu Germana de los Vándalos, cargó los tesoros que "Tito había traído a Roma después de la captura de Jerusalén" en un barco y los llevó a su capital norteafricana Cartago en el 455. Aunque la historia recuerde el saqueo Vándalo de Roma como sumamente brutal, Geiseric honró su promesa al Papa Leon I de no hacer la guerra al pueblo de Roma. Los Vándalos sin embargo tomaron el oro, la plata y muchas otras cosas de valor y las sacaron de la ciudad.
En la cruzada del año 533 para restaurar las provincias romanas de África del Norte perdidas, el general Bizantino Flavius Belisarius capturó el tesoro de un barco Vándalo que escapaba del puerto de Hippo Regius, hoy conocido como Annaba, Argelia. Entonces fue transportado a Constantinopla, la capital de Bizancio. En reconocimiento a la gran victoria de Belisarius, el Emperador Justiniano le concedió un triunfal retorno a Roma de Constantinopla. En la procesión desfilaron el botín del Templo de Jerusalén que Belisarius había recuperado.
En el siglo VII, los Persas saquearon Jerusalén, matando a miles de cristianos, y exiliando al Patriarca Zacharias a Persia. Kingsley cree que su sustituto, Modestus, llevó los tesoros a su escondrijo final en el Desierto de Judea en el 614. El Monasterio de San Theodosius, donde Kingsley cree que se encuentran las reliquias hoy, fue fundado en el 476.
Según Kingsley, "el tesoro resuena con intensidad a través de la política moderna. Desde mediados de 1990, una acalorada disputa política ha estado cociéndose a fuego lento entre el Vaticano e Israel, que ha acusado al papado de retener el tesoro".
"El tesoro de Templo continua siendo un instrumento político en el volátil conflicto árabe-israelí centrado en el Monte del Templo (sitio del Templo judío y del Domo de la Roca musulmán)".
"El escondrijo final del tesoro, situado en la Judea y Samaria moderna, profundamente en territorio de Hamas, sacudirá las religiones del mundo".