16 agosto 2006

 

El último judío de Bagdad. Patrick Fort.


Vista exterior de la sinagoga de Bagdad construida en 1942.

Mirada triste, camisa gris cubierta de manchas y sandalias usadas, Abu Brahim, de 82 años, con algunas canas sobre su casi despoblado cráneo, es uno de los últimos, si no el último, de los judíos de Bagdad, donde la violencia confesional amenaza a todos sus habitantes.

La mayoría de los judíos iraquíes huyeron. Abu Brahim se quedó. "Ellos vinieron a buscarme hace tres años. Querían que me fuera", afirma Abu Brahim, quien explica que rechazó la oferta que le hacían desde el extranjero. "Pero ¿para qué irse? ¿para qué cambiar? Siempre viví aquí. No quiero cambiar".

Vestido con ropa modesta, Abu Brahim vive en la pobreza. Su apartamento transpira miseria. Las estanterías y la mesa de la pieza de la entrada están vacías. Ningún adorno pende de los muros. La instalación eléctrica es vetusta, con cables que cuelgan del techo.

Cerca de su casa, la sinagoga está oculta tras un alto muro de ladrillos ocres, situada en una calle comercial perpendicular a una gran arteria de la ciudad. Construida en 1942, según una inscripción en la fachada, la sinagoga está cerrada con dos vueltas de llave y nadie puede entrar en ella, ni siquiera para visitarla.

Abandonado a su suerte, Abu Brahim no tiene necesidad de ir allí, pues "ahí ya no se reza". "Antes venían judíos, pero ahora no. Tal vez haya todavía judíos en Bagdad. No sé. No los veo por ningún lado", afirma Abu Brahim.

Históricamente, Irak es una tierra importante para el judaísmo: en los años 586-587 antes de la Era Común, Nabucodonosor II destruyó Jerusalén y deportó a los judíos a Babilonia, la capital, situada cerca de la actual Bagdad. Babilonia fue el lugar donde se redactó una parte de la Torah y del Talmud de Babilonia. Unos 130.000 judíos vivían en Irak en 1948, pero la mayoría dejaron el país por la represión que sufrían.

Una comunidad judía siguió pese a ello activa en Bagdad después de ese año, en el barrio de Kifa, donde vivía Abu Brahim antes de trasladarse a la zona de la sinagoga.

Unos cien judíos siguieron viviendo bajo el régimen del derrocado presidente Sadam Husein, pero la mayoría se fueron durante la primera guerra del Golfo, en 1991; los otros huyeron después de la caída del dictador en 2003. La sinagoga lleva años sin actividad.

Los siete hijos de Abu Brahim, cinco mujeres y dos hombres, dejaron el país "hace diez o quince años" y viven actualmente en "su mayoría en Londres". "Cuando me llaman, me piden que me vaya para allá", cuenta el anciano. "Pero quiero quedarme. Hace años que vivo aquí. En el barrio todo el mundo me conoce. No hago mal a nadie", concluye Abu Brahim.

Vía AFP Bagdad.

Comments:
Hola Daniel:

Es muy buena esta historia. Me encantaría conocer un hombre como el...bueno la verdad hay muchos, no en las grandes ciudades, si en los pequeños pueblos...que mantienen su judaísmo asi...simplemente.
 
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