05 febrero 2008

 

El niño que huyó de Polonia.

Artículo de Pilar Rahola como homenaje a las víctimas de la Shoah y crítica a los dirigentes del Bloque Nacionalista Gallego que impidieron la semana pasada que la Diputación Permanente del Parlamento de Galicia pudiera aprobar con motivo del Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas del Holocausto.

Esta semana se han celebrado múltiples actos en recuerdo de las víctimas del holocausto. Después de décadas de olvido, la ONU instauró un día para el recuerdo, el 27 de enero, y desde entonces se rinde tributo a los dos tercios de la población judía europea, desaparecidos en la Shoah. Familias completas, niños, adultos y ancianos, pueblos enteros con sus historias de siglos, sus médicos, sus maestros de escuela, sus panaderos, sus músicos, todos convertidos en humo. La historia de la humanidad está llena de genocidios, y, como dice la Torá, el mal (llamado allí Amelek), cambia de cara, pero el holocausto es el primer intento industrial de exterminio masivo, y casi consigue llegar a su objetivo. Siete mil personas, ligeros como espectros, quedaban en Auschwitz cuando "hicieron su aparición cuatro jóvenes soldados soviéticos a caballo", relata Levi. Y sigue Marek: "Se sorprendieron visiblemente al descubrir, en una bruma de nieve, esa inmensidad blanca, dominada por chimeneas negras y rodeada de alambradas, tras las que unos esqueletos humanos se movían en medio de un silencio ensordecedor".

Restos del naufragio del holocausto, los pocos sobrevivientes fueron la voz de la memoria. Esa memoria, estos días, ha tenido su expresión en múltiples actos, y en Barcelona, de la mano del escritor Marek Halter, hemos conocido a un niño que pudo huir del gueto de Varsovia con su padre, dejando atrás el recuerdo de toda su familia asesinada. Fundador de SOS Racismo en Francia y luchador por la paz en Oriente Medio, Marek es, en carne propia, la expresión de la palabra hebrea nabí,traducida históricamente como profeta. Nos decía, en el acto del Instituto Francés que tuve el honor de presentar: "Nabí significaría el que grita palabras", es decir, aquel que usa el verbo para conseguir el bien. Y desde ese verbo luchado, este judío polaco nacionalizado francés nos recordó que "cada niño que nace, ya estuvo en la ladera del monte Sinaí", y por tanto se compromete con las Tablas de la Ley. Gritar palabras, ese es el combate en los tiempos de las espadas...

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