15 enero 2008

 

Mano dura contra el antisemitismo.

En Alemania están poniendose manos a la obra para cortar de raiz el aumento del antisemitismo en los últimos años. La justicia alemana condenó ayer a tres años y medio de cárcel a Horst Mahler, ex abogada defensora del ultraderechista Ernst Zündel, por haber negado el Holocausto judío.

La sentencia fue dictada por la Audiencia Regional de Mannheim en el juicio que se siguió contra la abogada porque en reiteradas oportunidades había afirmado que los nazis jamás habían asesinado a seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Además, el tribunal le prohibió a la jurista desempeñar su profesión durante cinco años. La fiscalía había acusado a la abogada ser "una antisemita empedernida, que vive en un mundo irreal y cree que tiene la misión de restablecer el orgullo alemán".

El propio Zündel, un alemán asentado en Estados Unidos que se convirtió en uno de los principales publicistas del neonazismo, había sido condenado en febrero del año pasado a cinco años de prisión, la máxima pena prevista en el código penal alemán para este tipo de delitos.


Rechazar a los clientes neonazis es el nuevo método pregonado por las federaciones de hostelería en el este de Alemania, en un intento por reconstruir la imagen dañada de una región donde la violencia de ultraderecha y la presencia de cabezas rapadas representan un perjuicio para la economía. Las federaciones hoteleras de la ex República Democrática Alemana han emprendido una línea dura contra los militantes del partido neonazi NPD, sus aliados del DVU, antisemita, y contra otros activista notorios. Para ello, han decidido boicotear a la clientela extremista o mantenerse vigilantes.

"Cada nueva agresión racista, divulgada con grandes titulares en los diarios, es un desastre para el turismo", afirma Birgit Fischer, portavoz del organismo regional público Tourismus-Marketing-Brandenburg. Actualmente "125.000 personas viven del turismo" en Brandemburgo, la región que rodea Berlín. "El turismo representa una cifra de negocios de 3.250 millones de euros y un 4,5% de los ingresos financieros regionales", afirma.

Su actitud le mereció una lluvia de felicitaciones a través de correos electrónicos, entre ellos de algunos sobrevivientes del Holocausto, y un premio de la Sociedad Germano-Israelí de Aquisgrán (oeste) por su "coraje", todo lo cual, según Lohmeyer, "no ha tenido ninguna repercusión, ni positiva ni negativa", sobre su hotel. Pero la situación sigue siendo "delicada", subrayó la Federación Alemana de Hotelería y Restauración. El organismo aprueba esta tendencia, pero se cuida de exhortar a sus 75.000 miembros a imitar al hotelero de Dresde.

Comments:
Me alegro por estas medidas, pero temo que no es suficiente. A los nazis que todavía quedan en Alemania (incluyendo a sus cómplices) deberían castigarlos con la pena de muerte. Hay que ser cruel con los crueles, y justo con los justos.
 
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